Hoy me dejaste otra vez, aquí, tirando piedritas al charco. Miro los coches pasar, y yo sentada en la banqueta frente al charco; llovió toda la mañana y no salió el sol; se hiso un gran charco, y yo sentada frente a él, le tiro piedritas. El agua revuelta, fangosa por el paso de los coches me ha mojado hasta dejarme como estatua de basura. Pero sigo tirando piedritas al charco. No quiero moverme, aunque sé que no vas a venir, quizás con más intención me quedo.
¿A donde ir si no es para verte?
Total, ¿qué más da si no me ves?
Me tiendo sobre la banqueta, a ver mi reflejo, claro que solo veo una turbia sombra; pienso en Narciso, supongo que él no vio lo que veo yo… ¿Qué ves tú? ¿Por qué te gusta lo que ves?
En todo caso, ¿Por qué solo cancelas las citas?
Ojalá, aquí, tirada como estoy, me pasara encima un pesado camión.
No es por nada, pero esas cosas de queso estaban delisiosas!
